martes, 14 de abril de 2009

El Pato Donald: "Yo era la sombra de la estrella"



Son las 12 del mediodía cuando llega, corriendo, nuestro entrevistado. Lleva el lacito rojo del cuello aflojado, y está sudando. Se disculpa diciendo que a última hora le ha surgido un compromiso con uno de sus mejores amigos, Mickey Mouse, y que no ha podido venir antes. Pide un batido de fresa y camina desgarbado hacia el sillón verde, muy cerca del mío. Se sienta, y tras darle un sorbo a su bebida, comenzamos.

Pregunta- Muy buenos días. Vemos que tiene la agenda completa...
Respuesta- Sí, no paro ni un segundo. Justo después de terminar esta entrevista tengo un rodaje en los estudios de Disney, por lo que tengo que coger un avión nada más terminar.

P- Entonces no le robo más tiempo. Pocos saben que su nombre completo es Pato Donald Fauntleroy...
R- Cierto, me lo pusieron porque hacía referencia a mi gorro marinero.

P- Teniendo un nombre tan particular, ¿cómo lleva usted ser la sombra de Mickey?


R- Bueno, la verdad es que al principio no demasiado bien... Cuando eres joven tienes ganas de ser tú la estrella, de brillar de manera independiente. Si te soy sincero, cuando conocí a Mickey no pude sentir otra cosa que celos. ¡ Él había conseguido todo lo que yo deseaba! Yo era la sombra de la estrella...

P- Pero usted ha conseguido la fama gracias a él... De hecho, debutó en una película suya, La gallinita sabia .
R- Podría haber debutado mucho antes. Esa tira cómica se estrenó en 1934, pero ya en 1931 Mickey presentó a sus amigos en El anuario de Mickey Mouse, donde perfectamente podría haber salido yo... pero bueno, son cosas que pasan. [Suspira]

P- Sin embargo, con la espera obtuvo sus frutos. De hecho, en Sinfonías tontas (1936) el protagonismo lo llevó usted.
R- ¡Ya era hora! [Se ríe levantando los brazos] Creo que me lo merecía, después de dos años trabajando duro.

P- En esta ocasión, pasó de ser un pato de campo, a uno de ciudad. ¿Qué tal fue la experiencia?
R- Pues muy difícil. En esos dos años estaba acostumbrado a comportarme de una forma un tanto... vulgar, sin preocuparme demasiado de mis modales. Cuando me modificaron el papel, tuve que readaptarme a la ciudad. Tomé clases particulares de protocolo y me llevó un tiempo refinarme. Ahora, después de tantos años, ya estoy acostumbrado.

P- Por esa época, nacieron Hugo, Paco y Luis (Jaimito, Juanito y Jorgito en España), sus sobrinos...
R- Vinieron a pasar una temporada a mi casa mientras mi hermana, Della Duck, acompañaba a su marido en el hospital. Después de una temporada les tomé tanto cariño, que me convertí en su padre adoptivo

P-Ha pasado por situaciones de todo tipo… incluso por una Guerra Mundial, concretamente la segunda. ¿Cómo explica su escalada vertiginosa hacia el éxito en esta época tan lúgubre?
R- Pues la verdad es que no lo sé… Mi teoría es que en un periodo tan triste, la gente busca algo en lo que refugiarse, y ese algo quizás fuese yo. El personaje que interpretaba cogió fuerza y pasó por encima de Bugs Bunny, e incluso de mi mayor rival en la ficción: Mickey Mouse.

P- En apenas diez años, de 1941 a 1965, dobló el número de películas que había protagonizado. Muchas de ellas, estaban basadas en la propaganda y sobretodo, en la armada.
R- Hombre, en este mundo hay que probarlo todo. Comencé sentado en el banquillo y un día salí de suplente. Poco a poco iba consiguiendo arañar algo de fama, pero aún me quedaba bastante por recorrer… En aquella época tenía claro que eso no era lo mío, pero decidí continuar a ver qué pasaba.

P- Desde entonces, se convirtió en el blanco de todas las burlas, tanto por sus sobrinitos, como por parte de las ardillas Chip y Chop, o de sus amigos Disney. ¿No le resulta pesado que se metan tanto con usted?
R- Si te soy sincero, me encanta. Estoy cansado de que todos seamos tan políticamente correctos… ¿por qué es tan malo reírse de uno mismo? No hay que tomárselo como una continua burla, sino como una continua broma. Si mirásemos las cosas desde otro punto de vista, todo cambiaría… No puedes trabajar en el mundo de la animación, de la comedia, y ser tan susceptible. ¡Me encanta hacer reír!

P- Y volviendo al presente, tiene una estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood. No es un honor del que disfruten muchos actores…
R- ¡Por supuesto que no! Estoy contentísimo y muy agradecido por la oferta que me hicieron. Siempre soñé con tener mi propia estrella, con brillar por mí mismo… y por fín un día conseguí cumplir mi sueño. ¿No es motivo suficiente para ser feliz?





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